Hay muchas razones por las cuales mentimos, pretextos para ello nunca faltan, podemos tener muchos para justificar nuestras mentiras, ya había comentado algo de eso, pero hablemos de algo que, al menos a mi me sucede muy seguido.
¿Has notado que hay hombres que acostumbran tener siempre una posee, o actitud, de ser unos grandes conquistadores? ¿Has pensado que los hace comportarse de esa manera? Si, en buena medida estamos hablando de los hombres con las características de un Don Juan, ese personaje arquetípico que encanta mujeres y rompe normas sociales al conquistar a una monja y que tiene a muchas otras damas rendidas a sus pies. ¿Qué buscamos los hombres al comportarnos así? No voy a tratar a fondo el caso de un Don Juan, al menos no en esta ocasión, pero vamos a un nivel más sutil de este tipo de personalidad: el coqueteo.
A veces me parece que los hombres necesitamos tener una relación donde podamos coquetear, jugar con la idea de que puede existir algo más entre un hombre y una mujer, aunque no lo digamos directamente, buscamos la manera de mantener relaciones que nos den esa sensación de satisfacción ¿o sera de acompañamiento? Puede ser una amiga, alguna conocida o algo que dure solamente un momento y no necesariamente sucede cuando el hombre esta en una relación, basta con que exista esa necesidad de estar acompañado, si, posiblemente se trate de una cuestión de soledad algo que vaya más allá de la reafirmación machista. ¿Será que nos sentimos solos o inseguros?
Si contemplamos que siempre debemos de cumplir con ciertos roles, es natural que busquemos, de diferentes maneras, salir de ellos, encontrar la manera de salir de una rutina. Aunque en realidad todo lo anterior suena a un buen pretexto para justificar estas actitudes. He notado que, en ocasiones escribo más justificaciones que explicaciones, creo que es algo que acostumbramos hacer, hablar más de lo que nos lleva a comportarnos de un modo u otro. Quizás solo me faltaría decir que lo hago por ser hombre y ya. Esto es lo que luego me hace dejar de escribir en este espacio, siento que me justifico y que no propongo nada nuevo.
Entonces, ¿cómo hablar de lo que hago afuera de este espacio? El anonimato me ayuda pero no quiero ser un mártir, ni tampoco un extremista machista. Creo que solo necesito compartir lo que siento. He trasladado esa necesidad de mi vida cotidiana a este espacio virtual.
Cuando dejo de escribir veo los cambios en mi vida cotidiana, no coqueteo igual; o al menos no con la misma frecuencia. Cuando no escribo lo hago más, imagino más, me enamoro más, aunque lo expreso igual que siempre, muy poco.
Me gusta imaginar, pensar en lo que podría suceder con una persona, leer entre líneas lo que me puede estar diciendo, lo que puedo estar interpretando y lo que podría pasar. A diferencia de otros no busco realizar todo aquello que pasa por mi mente, eso ha traído problemas en más de una manera, a hombres que creen que lo que sienten y ven, es real.
En mi caso tengo claro quien lo produce, mi imaginación o mi necesidad de sentirme acompañado. No lo presumo, y eso es lo que he pensado que me hace diferente de otros hombres, au que al final parto de la misma base, la reafirmación. Saber, o creer, que puedo conquistar, o coquetear, con alguien que no es mi pareja, me llena de vida, me da una esperanza. Cómo si me permitiera saber que, no importa lo que pase, siempre habrá una oportunidad de salir adelante.
Aunque se cual es la interpretación más tradicional, tener una puerta abierta, en caso de que se cierre otra. Tener una pareja por si termino con la que estoy. En mi caso no busco esto, solo quiero sentirme acompañado, a veces, solo por un momento.