11 sept 2016

Ser hombre, Ser Padre

Tener un hij@ viene de muy diferentes situaciones, hay quienes tienen hijos por falta de precaución, hay quienes los tienen por adopción y hay quienes lo tienen por decisión. Ser padre y madre implica un acuerdo que conlleva mucha comunicación. Para mí fue abrirme y mostrarme tal cual soy, ella hizo lo mismo, nos conocimos, quisimos y amamos de una manera tan intensa que llegamos a vernos a profundidad y eso permitió que ella logrará ubicar y reconocer actitudes, comportamientos y costumbres en mi que no quería en su vida cotidiana, que no podía fácilmente tolerar en una pareja sin vivir en una constante discusión y conflicto. Es verdad, muchas parejas tradicionales, contemporáneas, modernas, etc, etc, etc; viven de esta manera y encuentran sus distintos canales de comunicación que les permiten llevar esta relación pero, ¿no se podría pensar en otro tipo de relación que nos ayudara a evitar conflictos y discusiones fuertes?

No se trata de idealizar una relación que este exenta de este tipo de situaciones, por el contrario, siempre existe una manera de resolver la situación. Eso fue lo que dio a pie a que mi pareja y yo dialogáramos sobre ese tema. Ver que no sólo en cuestiones de personalidad, también en cuanto a planes a futuro, no teníamos un camino que fuera, ya no en conjunto sino, cuando menos, en paralelo, nos hizo tomar una decisión que cambiaría nuestras vidas. Ser padre y madre por elección pero sabiendo que no seríamos pareja y que, además, viviríamos en distintos países.

Conozco varios casos en la ciudad en que vivo que los padres intentaron una relación "formal" o "estable", cuando supieron que estaban embarazados. Eso implicaba vivir juntos, hacer una vida, formar una familia tradicional (padre, madre, hij@; todos bajo el mismo techo) y que, por la razón que fuere, terminaron separándose. La situación llegaba al mismo punto, padres viviendo en una casa, madres en otra, con poca o nula comunicación entre ellos. A veces en el mismo país, a veces no; comunicación nula o esporádica, un fuerte vínculo con la/el hij@, pero no siempre existe una interacción familiar entre los tres. En ese sentido los niños se ubicaban en dos familias, la de casa de su papá y la de la casa de su mamá.

Ella y yo, al tener esta plática y decidir ser padre y madre separados, reconocimos nuestros defectos y virtudes. Admiramos lo que cada quien podía aportar a nuestro hij@ y, al mismo tiempo, sabíamos que eran cualidades en cada uno. De la misma manera aceptamos aquello que nos separaba como pareja y que, en corto, mediano o largo plazo; terminaría por lastimarnos. Bajo esta perspectiva fue que no sólo pensamos la posibilidad de ser padres sino que decidimos llevarlo a cabo.

Una vez confirmado todo, nuevamente volvieron a salir a la luz algunos de nuestros conflictos, hablando se fueron resolviendo con el fin de vivir una de las etapas más hermosas en la vida de ambos, el embarazo. Al saber que no había una relación "tradicional" que nos uniera, acordamos no buscar ni tener ninguna relación fuera de ese vínculo hasta que el niño naciera (si, para ese entonces ya sabíamos el sexo), lo cual nos permitiría poder disfrutar y tener esa cercanía que ayudaría a que el embarazo fuera esa experiencia de mucho apoyo, acompañamiento y ternura que se requiere, principalmente por la madre. Algo que, en lo particular quería también vivir.

Poder compartir ese tiempo con esa pancita que, desde que conocimos el sexo, ya llevaba nombre, nos permitió tener un acercamiento más profundo y sensible como individuos. Ayudó a conocernos de una manera en que, previamente, quizás no habíamos considerado. Para mí era importante nutrirme de todo ello pues sabía, según el acuerdo al que habíamos realizado, que llegado el momento, el pasaría más tiempo con su mama en su país natal que conmigo. Esa era la importancia que tenía para mí crear ese vínculo con ambos, para que se sembrara fuertemente y pudiera dar frutos contantes en comunicación e interacción a pesar de la distancia que podía existir entre los tres.

¡Si, leíste bien, entre los tres!

A partir de que el pequeño nació y comenzamos a ver cercana la fecha en que ellos partirían a otro país sabíamos que seriamos una familia rara, pues asumíamos que los tres en conjunto somos eso: una familia, así no vivamos cerca ni en el mismo país y que quienes se conviertan en nuestras parejas formarían una nueva familia, complementaria a esta que ya hemos conformado.

En todo este panorama he pasado por varios momentos emocionales. Desde una fuerte decepción al sentirme rechazado por una pareja. Quizás ese sea uno de los miedos más recurrentes y comunes, que uno no sea lo suficientemente bueno para la otra persona. Ya lo había dicho en otra entrada, los hombres buscamos hacer todo lo que sea posible para mostrarle a la otra persona que somos la pareja ideal y, cuando eso no funciona, podemos recurrir al chantaje o a la compasión para despertar ternura y, a su vez, algo de amor. Aunque no siempre funciona. Uno lo que más debe de hacer es ser congruente consigo mismo y con los demás, aceptar las derrotas y aprender de ellas, no lamentarse ni culpar a nadie más. Eso puede enriquecer mucho su crecimiento y, como fue en mi caso, ayuda a. Exhortar la comunicación con la(s) mujer(es). Enfrentado el mayor temor ¿qué es lo peor a lo que nos podemos enfrentar?

Desde luego que también he experimentado una inmensa alegría, no solamente por saber que, un deseo que venía buscándose en anteriores parejas, tanto por ella como por mi, ahora se veía realizado de una manera tan natural, amorosa y mágica. Eso venía acompañada de una sensación de libertad, esa libertad que me lleva a realizar sueños y deseos que hace mucho he querido realizar y que siempre he encontrado un pretexto para postergar (casi siempre el familiar o el amoroso). Se trata de encontrar una vida que permita conocer ese equilibrio personal que tanto he buscado y que me ayudara a servir de ejemplo a ese pequeño en el cual, ya desde ahora, sé que he comenzado a dejar huella.

Agradezco a su mamá, esa mujer tan hermosa y amorosa que decidió seguir este camino por darse y darme la oportunidad de tener tan bello regalo de la vida y el universo.

Por ella, por él y por quién venga es que elegí ser padre, es por quienes decido ser diferente, hoy opto por ser nuevamente yo con ell@s.

8 sept 2016

Breve recuento del silencio

Cuando comencé este espacio mi intención era solamente hacer un espacio terapéutico que me permitiera reflexionar, desde mis experiencias pasadas, que ocurría en un conflicto con quien en ese momento era mi pareja. Los primeros resultados obtenidos de este blog fueron algo inesperado, principalmente por ser comentarios de mujeres que decían poder comprender mejor a sus parejas a partir de mi experiencia. Abrí pues un diálogo que dio la oportunidad de colaborar con una participación en una columna de una periodista, conversar con algunas estudiantes de Maestrías de Género y con personas que vieron situaciones similares a las que habían vivido sus parejas pero que no se atrevían a confesar o hacer público. Esto último se que no es nada fácil, por ello este blog siempre fue anónimo. 

Fueron tantas pláticas y conversaciones, intercambios que se dieron tanto aquí como en Twitter que siempre busque la opción de poder tener un diálogo similar con hombres. Hasta el momento no ha sucedido. Este vacío comunicativo con quienes podían enriquecer, cuestionar, reflexionar más a fondo estos temas, hasta la fecha, aún no ha ocurrido. No importa la nacionalidad, los hombres seguimos ocultando nuestros sentimientos y todo aquello que sea personal e íntimo en los círculos sociales, sobre todo cuando estos son con nuestros pares de género. Esto dio pie a poder comentar el espacio con mis círculos cercanos (nuevamente, en mayoría mujeres), ya fueran amistades o parejas. En algunos de ellos trajo interesantes reflexiones, en otras discusiones pero también aclaraciones. Todos estos intercambios comenzaron a generar varias ideas para transformar este espacio ya fuera en un artículo académico, una tesis, un libro semi autobiográfico o cualquier otra cosa.  

Los textos aquí presentados también fueron compartidos con algunos hombres, sin embargo no tuve la misma respuesta que con las amistades. Siendo justos, en cuando menos dos casos la relación entre nosotros cambio, se hizo más fraterna, afectiva y cercana, tal y como lo son mis amistades con mujeres, en el resto de casos no hubo si quiera un comentario sobre este trabajo. Si era algo que me servía como terapia, que lo siguiera haciendo, nunca pasó de ahí. 

Por más que quería regresar a esta plataforma, no sentía el impulso ni la motivación para hacerlo, era como si hubiera perdido un espacio y no supiera como recuperarlo, en parte por esta falta de retroalimentación y, por otro lado, por cuestiones sumamente personales. Tenían que pasar unos años, vivir esta experiencia, aprender a reencontrarme conmigo mismo, saber que es lo que quiero, cuál es el camino que deseo seguir y sentar las bases para hacerlo. Todo esto trajo un silencio y vacío en este espacio de 4 años. 

Ideas pasaron por la mente, actitudes y formas de comunicarme que identifique como situaciones que se tienen que pulir, mejorar, refinar y, en algunos casos, erradicar. También hubo vivencias y creencias que se confrontaron, se recrearon y renacieron con el fin de poder seguir firmes con esta idea de cambiar el rol que fue asignado por la sociedad.  Me queda claro que, en este momento, no lo rechazo pero si busco vivirlo de una manera total y completamente diferente a como me la enseñaron, cuando menos en mi familia, eso ya será un primer paso de crecimiento.

Llevar a cabo este tipo de decisiones siempre vienen acompañados de cambios personales que sirven de catalizador e impulsores de movimientos personales, tanto internos como externos. Si bien hay varios momentos de nuestra vida que nos cuestionan y ponen en evidencia más a fondo lo que somos, lo que transmitimos y lo que queremos mostrar y compartir en el mundo el convertirse en padre es quizás el momento que más me se cuestiona uno lo que quiere enseñar y lo que es capaz de compartir con su hijo o hija desde la experiencia con nuestra familia nuclear. Sé que no siempre se analiza ni cuestiona que de lo que aprendimos con nuestro padre y nuestra madre queremos reproducir y que no, sin embargo en mi caso y en mis condiciones, si dieron pie no sólo a cuestionar mi rol como hombre sino que e implica ser familia. Aunque eso lo profundizaré en otra entrada. 

Así, una vez que he comenzado este camino de la paternidad, regreso a este espacio para compartir mi experiencia y, quizás por fin, transformar en algo más este blog.

¡Gracias por llegar aquí, por seguir aquí o por regresar al blog!

21 jul 2012

Principio y Fin

En las últimas semanas y meses he comenzado una reflexión profunda de la manera en que me relaciono con mis parejas, tratando de pensar en las diferentes personas con las que he vivido y mis experiencias de noviazgo, relaciones pasajeras y ocasionales. Lo primero que noto es lo que hago en cualquier relación cuando se trata de comenzar a cortejar, ligar o tratar de andar con una mujer. Esto es lo que mas me ha movido.


Esta parte de conquistar a una persona es de las más tradicionales que podemos tener, se trata del momento en que decidimos aceptar o no a la pareja en ciernes. En palabras simples, desde lo que yo he vivido, se trata del momento en que uno tiene que quedar bien con el otro, donde el hombre, a través de halagos y atenciones, nos hacemos merecedores (por no decir que nos “ganamos”) la oportunidad de ser la pareja de una persona. Se trata del periodo de tiempo en que quedamos bien con ella, con la familia, con los amigos, no es gratuito que en muchos casos los hombres cambien después del noviazgo. Esta etapa hace que el hombre no se muestre tal cual es, muestra una faceta que, quizás, no es la suya y no corresponde del todo a su realidad, pero se permite sacarla con tal de alcanzar su objetivo, porque, tanto en la guerra cómo en el amor, todo se vale, ¿o no?
Si un hombre finge algunas cosas en el noviazgo, es natural que estas se empiecen a notar, los tiempos que nos gustan pasar con nuestras amistades, las decisiones que tomamos y que en muchas ocasiones lastiman a nuestras parejas, todo aquello que, a veces pensamos, se acabara cuando la relación cambie a algo más formal. Cuando uno finge lo que no es, lo más natural es que esto que deseamos que cambie no haga más que evidenciar más las diferencias que entre la pareja puede haber.
Cómo la convivencia en el noviazgo no es tan continua como cuando la relación se formaliza, haya o no boda, simplemente cuando ambos se encuentran viviendo en el mismo techo; entonces todo es mas notorio. Los hombres podemos generar diferentes justificaciones entorno a esta situación, pero lo más simple y que no siempre queremos notar es que nunca somos nosotros mismos, seguimos patrones y reglas que nos dicen lo que debemos de hacer para conquistar a alguien, incluso ese nombre, conquistar, ya implica un peso enorme, un juego de poder donde el que gana obtiene el premio, donde el hombre, ese cazador arquetípico que esta en constante lucha, sale y se posiciona en la competencia donde tiene que ganar y obtener su presa. La parte más instintiva del hombre en su expresión, misma que provoca celos, pues cómo es posible que exista un mejor cazador que uno mismo. Cuando todo es tan simple, dejamos de ser nosotros y adoptamos el arquetipo perdido en la sociedad.
Si dejáramos de competir, si decidiéramos no demostrar nada a nadie, nuestras relaciones no comenzarían de una manera tan idílica, con tantas expectativas, se basarían en cosas más concretas en realidades más tangibles tanto para nosotros cómo para las mujeres, incluso nos permitiría, a ambas artes, decidir si queremos o no continuar con una relación.
En lo personal he accedido mucho a mis parejas, cedo demasiado terreno y, en la mayoría de los casos, me dejo llevar por completo por lo que ellas desean de una pareja y busco convertirme en la pareja ideal que ellas siempre han querido, entiendo también por que lo hago, no es solamente responder a una conquista o a establecer una relación, reflejo mi miedo a estar solo, mi necesidad de tener una compañía y, para no perderla, hago todo lo que sea necesario para mantenerla siempre conmigo, aunque después ya no la quiera pues descubro que ellas (mis parejas) son dependientes y muy apegadas a mi, lo cual me incomoda. Por mucho tiempo me pregunte por que elegía parejas así, hasta que, recientemente, me di cuenta que también yo provocaba esa actitud, no es solamente ellas. Dice un dicho que siempre hay un roto para un descosido, siempre hay alguien que quiere ser rescatado y salvado y alguien que esta dispuesto a salvar y rescatar, ese ha sido mi caso, siempre busco a quien salvar, por que yo tengo la necesidad de ser salvado y, cuando me doy cuenta que sigo perdido, pues deje de ser yo mismo, entonces la relación no me satisface.
Darme cuenta de esto sería más sencillo si no tuviera pareja, pues entonces podría comenzar de cero en la siguiente relación, dejaría de fingir para conquistar a alguien, evitaría tratar de mostrar que soy lo que la otra persona busca y necesita. Si, a veces se trata de un camino mas egoísta, pues se trata de decir soy así y quiero saber si eres capaz de aceptarme, no cambiarme, sino de aceptar que puedo ser de esta manera, y, dentro de mis virtudes y defectos, encontrar puntos de acuerdo en que podamos desarrollarnos, no limitarnos, solo dialogar y encontrar puntos en común. Pero estando en pareja solamente ha logrado mostrarme lo que he hecho en mi relación y porque termino actuando así.
Creo que tengo una visión muy impulsiva de mi egoismo, me dejo llevar mucho por instintos, es decir, por cosas que en un momento me interesan y trato de vivirlas, aunque también conozco limites y normas sociales. Si, he sido infiel y me he dejado llevar por esos instintos, pero no de la manera promiscua y liberal que otros hombres tienen cómo su modus vivendis, incluso mis instintos, de unos años para acá, son selectivos, no me dejo llevar fácilmente por algo, sin embargo no dejo de ser impulsivo. Ese es mi lado más egoísta y que, lamentablemente no siempre han visto mis parejas. Todo porque trato de satisfacerlas a ellas antes que a mi, me ha faltado encontrar este diálogo de decir, si, soy así, pero tu y yo podemos vivir o hacer esto.
Por eso es bueno conocer a la pareja primero antes de contemplar hacer cualquier cambio importante en nuestra vida, pero siendo un hombre que la mayor parte de sus relaciones las comenzó de manera impulsiva, pues siempre la relación iniciaba el mismo día que nos conocíamos, todo por mi apuro y necesidad de no estar sólo. Definitivamente hay cosas que debo acomodar para volver a ser yo.
De manera general, los hombres tenemos que quitarnos de nuestro comportamiento cómo parejas esa parte inconsciente que habla de la competencia para conquistar. No se trata de que, cada vez que veamos una chica que nos interesa, ella tenga que caer rendida ante nuestros pies, ya sea de manera inmediata o pasado un tiempo. ¡No somos Mauricio Garcés, ni Casanova, ni ningún actor, personaje de películas, series o telenovelas!
Una pareja es eso, algo parejo, algo equitativo, no algo que los hombres o mujeres logramos conquistar u obtener, es algo que construimos en conjunto, es una pieza de arte que vamos construyendo a cuatro manos, cada uno con una técnica diferentes pero buscamos que sea lo que ambos queremos, o lo que ambos podemos construir, sin saber bien que es, pero no es, de ninguna manera imponer lo que queremos que haga el otro, ni ceder ante todo lo que el otro nos dice que hagamos.
Gracias a este blog y todas las experiencias que se han dado, dentro y fuera de la web a partir de su escritura es que he tomado una decisión.
Desde que este blog fue descubierto por mi pareja, no me he sentido con la seguridad o confianza de seguirlos escribiendo, y he tomado la decisión de cerrarlo. Pesé a esto, considero que algunas de las cosas que he expresado en este espacio pueden ser de utilidad, ya sea para que algún hombre se identifique, lo cual, al momento, desconozco si ha sucedido, ningún hombre me ha comentado nada, o para que las mujeres puedan entender un poco más a sus parejas, lo cual he visto que es lo que más sucede. Sin embargo, ninguno de estos dos motivos fueron los que me llevaron a escribir estas líneas, no fue por eso que lo inicié, sin embargo se me hace una razón muy buena para continuar con este trabajo, pero ya no aquí.
Si, cierro este blog, esperando poder convertir estos textos en un libro sobre masculinidad, razón por la cual me daré el tiempo para ampliarlos, pulirlos y desarrollar más los temas. Es probable que este trabajo al final de solamente una visión parcial de lo amplio y complejo que puede ser el tema de las masculinidades, pero quiero que sea algo propio, que me sirva a mi en este proceso personal en el que me encuentro donde, sino escribo lo que pienso, tampoco podré tener una visión clara de lo que me esta sucediendo. Que haré con él, donde lo publicaré, quien se interesará, no tengo ni la más remota idea, no es algo que me preocupe en estos momentos. Ya encontraré el camino.
Agradezco a todas aquellas personas que han estado interesadas por el blog, a las que me han preguntado, a las que le han dado seguimiento, creanme, yo soy el primer interesado, al menos ahora, de que esto continúe. Hubo unas semanas en que pensé que ya no continuara, pero he tomado la decisión de seguir, aunque ya de otro manera y con otro fin. Tengo plena confianza en que esto tendrá un buen término.
Se despide, de este blog, el Hombre al Aire. Nos seguimos leyendo en Twitter.

23 may 2012

Comunicación entre géneros

¿Has notado lo fácil que es discutir? Constantemente tenemos razones para ello. Cuando estamos en pareja aún más.

No se que tan seguido les pase a ustedes, pero basta con que tengamos un motivo, estar sentidos, sentirnos mal, querer hacer un reclamo sutil o un reclamo fuerte con la idea de poder comenzar una discusión. A partir de que tenemos ese motivo es muy facil dejarse llevar por la sensación y simplemente comenzar a discutir.

Es como si todo empezará desde un pensamiento "Si claro, a el/ella, no le importa esto, no quiere hacer aquello, no quiere decirme esto, no le importa esto, no quiere hacer lo otro, hace esto porque esta pensando en esto", etc., etc., etc."

Después del pensamiento comienza la reacción física, una tensión en los brazos, en las manos, en los puños; un calor en el estomago, en las viceras, en la cabeza y después de eso comienzan las palabras sin medida.

Hace ya algunas décadas, a través de la psicología, se comenzó a desarrollar la teoría de que podemos comunicarnos sin necesidad de estarnos hiriendo, a esto se le llama ser asertivo.

Si buscarás en la web la definición de asertividad te encontrarás que esta relacionada con las habilidades sociales que tenemos para comunicarnos. El sitio Psicología Online la define como "aquella [habilidad] que reúne las conductas y pensamientos que nos permiten defender los derechos de cada uno sin agredir ni ser agredido." Se trata de poder comunicar de manera efectiva lo que deseamos o lo que sentimos sin tener que agredir a nadie más.

Cuando uno asiste a terapia de pareja se hace necesario buscar una nueva manera de comunicarse, no de reclamarse. Decir lo que se piensa con la idea de no lastimar, reclamar o insultar, saber que si uno tiene una molestia ver si realmente es con la persona que esta frente a nosotros o si es con alguien más; porque, como decía mi abuela, no buscamos a quien nos lo hizo sino a quien nos la pague.

Con mis diferentes parejas me ha sucedido, y aún me sucede, que hay algo de ellas que no me gusta o algo con lo que no estoy de acuerdo, cuando esto sucede tengo dos opciones o reacciono ante ello o acepto que es parte de su personalidad y que, a menos de que ella quiera lo cambiara pero que yo no puedo obligarla a hacerlo. Sin embargo, eso no quiere decir que ante algo con lo que no estoy de acuerdo o no comparta tenga que dejarlo pasar y simplemente guardarme mi opinión. Esto es lo que hace que en ocasiones guardemos rencores y emociones que no expresamos y terminemos acumulando ira. Si, es verdad, aún no puedo hacerlo del todo; tratando de ser diferente a veces caigo en la pasividad total y termino por no expresar nada para evitar discutir, me guardo lo que siento.

No expresar emociones es una actitud muy masculina, muy de hombres, lo que nos hace muy machos, porque aguantamos lo que sea sin que nadie se enteré; guardarse cosas para no reclamar, para no discutir es efecto de la dominación que ha tenido el patriarcado sobre las mujeres. Esto es lo que hace necesario encontrar una nueva manera de comunicarnos.

A partir de que se comienza a desarrollar el concepto de asertividad se han creado multiples manera de hacerlo e intentarlo a diferentes niveles desde lo terapéutico (PNL) hast lo espiritual, cómo es el caso de la filosofía que maneja el libro "Los Cuatro Acuerdos" de Miguel Ruiz.

Mucho de lo que he centrado en este blog se ha enfocado no solo a temas de masculinidad sino a temas de relaciones de pareja y la comunicación que hay en ella. Creo necesario por nuestro momento actual que no sólo debemos hablar y trabajar la equidad de género tratando de enfocarnos en la problemática de un género u otro, creo que debemos de hacerlo hablando de las cosas que tenemos en común, de lo que nos une más que hablar de lo que nos separa. Por esta razón andamos preparando algo nuevo, un nuevo espacio, además del que ya existe. 

Todo sea por ver que sucede cuando estamos "Equilibrando Géneros".


16 may 2012

Espacio vacío





Cuando inicié este blog lo comencé de manera anónima con la idea de poder hablar de temas de los cuales no quería que se relacionarán con mi vida cotidiana. Si bien, no soy una persona con un nombre que cuidar, tampoco me siento con el deseo de decir abiertamente quien soy yo. El blog lo comencé de manera tan personal que ni si quiera a mi pareja le comente de su existencia, aunque ya había tratado, previamente, algunos temas con ella, sentía la necesidad de crear un espacio privado.

Quiero recordar que este blog también comenzó con un proceso terapéutico en el que me encontraba en ese momento y aquí comenzamos a hablar de mi presente, algo que quería yo evitar desde el principio, pero que es necesario para entender lo que sucedió.

Desde que inicio mi relación actual he ocultado diferentes situaciones en mi vida, una chica por la que sentía el mismo cariño que por mi pareja y que incluso me hizo dudar en dejarla, amistades femeninas con las que salgo, situaciones en las cuales necesito mi espacio y no se como pedirlo, por lo que miento. Mentiras, desde el principio he tenido mentiras y secretos con mi pareja. Cuando ella descubrió y leyó este blog se sintió decepcionada porque no lo hubiera comentado. Mi interés en temas de masculinidad no son nuevos ni le son ajenos, sabe que me interesan desde que salí de la universidad.

Desde unos meses atrás yo tenía la impresión de que ella ya tenía idea de estos textos, incluso llegue a pensar que no me decía nada por respeto a la razón que me motivaba a escribir. 

Me ha costado mucho tiempo tratar de hablar de esto, aunque desde el momento en que tuve diferencias con mi pareja por el blog, tenía ideas de que temas y variantes podían salir de ese proceso no me atrevía a escribirlas, decidí esperar, aunque no se bien a que, no fue tanto pensar las cosas, fue más bien tratar de ver lo sucedido desde diferentes puntos de vista.

Hablamos mi pareja y yo sobre el blog, se tensaron cosas, se relajaron otras y al final ella propuso no volver a leerlo, pero para mi eso ya no era suficiente, sentí que había perdido algo, lloré por casi una hora sintiendo una perdida muy fuerte.

¿Por qué mentimos los hombres? Creo que quienes nos manejamos en este género o energía, la masculina, somos propensos a hablar poco de nuestras emociones, no olvidemos que este tabú viene de la creencia social de que las emociones solo son expresadas por las mujeres. Creo que este condicionamiento hace que los hombres seamos mas reservados por que constantemente somos quienes tenemos que mostrar una careta, una postura. ¿Cómo queremos que los hombres aprendamos a manejar nuestras emociones si en nuestra sociedad es en pocas ocasiones en que se logra ver que suceda? 

Cuando vemos los "hábitos tradicionales" de los hombres vemos a un grupo de amigos que se solapan cosas entre ellos, una muestra pequeña, en los casos de machismo exacerbado los hombres se apoyan para tener infidelidades pues no consideran que esto sea algo tan malo, pues es "la costumbre".

Recuerdo una escena de la película "La casa de los espiritus" cuando un hombre llega a ver a una prostituta (no se porque recuerdo más el nombre de ella que el de él), Tránsito, quien lo consuela, le da un espacio para ser escuchado y confortado. Pienso en las veces en que he sido infiel y en las ocasiones que he buscado ese mismo remanso, como si los hombres al estar en una relación nos atáramos y ya no pudiéramos ser nosotros mismos o diferentes a lo que ya éramos. En pocas palabras necesitamos nuestro espacio.

Los estereotipos muestran mucho cuales son este tipo de espacios para la mujer, lo ya mencionado es uno de los espacios que tienen los hombres; pero fuera de estereotipos masculinos y femeninos, ¿qué se necesita para que el hombre no mienta?

Todas nuestra relaciones se basan en la comunicación, verbal, no verbal, escrita, corporal; y cada una de ellas se hace a través de acuerdos implícitos y explícitos. Debemos de buscar la manera de acordar esta comunicación entre nuestras parejas, saber que se puede decir, que no se puede decir, que si se permite que no y en base a ello poder encontrar un espacio donde cada uno sea uno mismo.

Solamente así podremos dejar de lado esta lucha de los sexos, que más bien debería ser llamada de roles de género (y así dejamos de castigar y hacer agresiva a nuestra sexualidad con el lenguaje) y comenzar a re-orientar nuestra sociedad en un nuevo enfoque de regiones más equitativas. Tal vez entonces veremos que lo que llamamos masculino y femenino, hombre y mujer esta en todos y cada uno de nosotros y dejaremos de competir con quien es mas hombre o mujer en la relación.

Si no encontramos nuestro propio espacio en la sociedad, habrá que crearlo, lo mas que puede suceder es que ocupemos uno diferente al que tenemos.


Creo que para procesar lo sucedido sólo tenia que escribir. ¡Recuperé mi espacio, bastaba con volverlo a llenar!




26 mar 2012

Reorientando mi rol




Imaginemos por un momento que los roles que tenemos son solo un cúmulo de energía, como si fueran ese calor que, a veces, producimos al frotar nuestras manos y que somos capaces de transmitir y compartir con otros solo acercándolas. Si realizamos esta acción con una persona tendrá la opción de recibir o rechazar ese calor. ¿Y si lo roles solamente fueran eso, una decisión de adoparlos o rechazarlos?
La pregunta que hace que esto se vuelva un asunto filosófico es una por demás lógica, si no asumo el rol masculino o el femenino, entonces ¿qué expresaré? ¿qué me definirá? Desde que comencé con este blog, esta ha sido la base de mis reflexiones. Estos roles nos han sido impuestos y ha sido por tan largo tiempo que la costumbre ha hecho que se conviertan en algo totalmente normal, lo suficiente como para ni siquiera notar como se apropian de nuestros hábios y nuestras costumbres. No los cuestionabamos, comenzamos a hacerlo gracias a las mujeres que decidieron replantearse su papel en la sociedad ¿Por qué, entonces los hombres no hacemos lo mismo?
¿Nos les ha dado la impresión de que mis últimos escritos hacen referencia a esta situación o terminan en un reflexión similar a lo que planteo al inicio de este texto? Al menos a mi me ha dado esa impresión, no pienso regresar a saber si esto es cierto o no, quiero intentar dar un paso distinto sobre esto tratar de avanzar no solo en mi proceso sino en la propuesta de mis textos. Si, se que también eso lo he dicho anteriormente, pero mi inseguridad me ha llevado a no querer plantearlo, pero solamente haciendolo lograre avanzar.
Aunque ya expuse anteriormente este tema, me interesa llevarlo a un punto más allá de lo que había planteado anteriormente. Considero que la difícil situación de querer encontrar una equidad de género esta planteada desde una división antagónica que hemos hecho de lo que representa ser mujer y ser hombre, situación que, espero, en el transcurso de los siguientes años, podamos solventarla y entenderla como creo que la veremos a partir del intercambio de roles que actualmente vivimos.
Nuestros roles estan planteados para cada uno de los géneros, de manera generalizada, impositiva e inmutable, cuando en realidad ambos guardamos características femeninas como masculinas. Tratar de estudiarlas de manera separada nos continuara llevando hacía una equidad de género que no será verdaderamente equitativa.
Es verdad, hay acciones que un género no podrá llevar a cabo en relación con el otro, prueba de ello es la capacidad de fecundación (que, para nada, es lo mismo que decir maternidad) pero existen diferentes maneras de poder incluir a ambos géneros en este proceso. En México existe una red de asociaciones que trabajan en favor del parto naural, donde, a través de una visión más humanista del parto, se incluye al hombre en todo el proceso para compartirlo, experimentarlo y, así, vivirlo a su manera. Si, cada uno de los géneros tendra capacidades y habilidades diferentes, pero tenemos actitudes comportamientos y conductas que, más que masculinas o femeninas se vuelven de caracter humano.
Hay varios mitos que se han manejado de lo que un hombre es, así como de lo que una mujer es, mismo que ha reforzado nuestros roles de género, tratare de, en las siguientes entregas, ir desmenuzando algunos de estos mitos ¿se les ocuren algunos?
Confieso que me tarde en escribir esta entrada porque, originalmente, la iba a centrar en la falta de comunicación que existe entre hobres y mujeres, tema que se me hacía muy superficial para lo que en realidad venía pensando. Si, existe una muy mala comunicación entre hombres y mueres, pricipalmente basada en el hecho de que un género siempre busco dominar al otro, razón por la cual la comunicación nunca fue en ambos sentidos. Actualmente las voces femeninas que siempre quisieron ser escuchadas han comenzado a hacerse notar, es tiempo de entablar un diálogo que permtita que ambos géneros (¿o arquetipos?) comiencen a convivir en condiciones de igualdad; no solo para hombres y mujeres en su género sino para toda la humanidad, no importando su grupo étnico, preferencia sexual, religión etcetera. Finalmente, la visión patriarcal de nuestras sociedad dio pie a que siempre hubiera quien se sintiera superior a otro, esto no es cuestión de genero, es un arquetipo cultural. Mientras no desmenuzemos esto, la discusión de la equidad de género seguira sin encontrar ese equilibrio que ha buscado. Sin duda se puede, hagamos la voluntad para que esto sea realidad.

28 feb 2012

La esperanza del hombre

Hay muchas razones por las cuales mentimos, pretextos para ello nunca faltan, podemos tener muchos para justificar nuestras mentiras, ya había comentado algo de eso, pero hablemos de algo que, al menos a mi me sucede muy seguido.

¿Has notado que hay hombres que acostumbran tener siempre una posee, o actitud, de ser unos grandes conquistadores? ¿Has pensado que los hace comportarse de esa manera? Si, en buena medida estamos hablando de los hombres con las características de un Don Juan, ese personaje arquetípico que encanta mujeres y rompe normas sociales al conquistar a una monja y que tiene a muchas otras damas rendidas a sus pies. ¿Qué buscamos los hombres al comportarnos así? No voy a tratar a fondo el caso de un Don Juan, al menos no en esta ocasión, pero vamos a un nivel más sutil de este tipo de personalidad: el coqueteo.

A veces me parece que los hombres necesitamos tener una relación donde podamos coquetear, jugar con la idea de que puede existir algo más entre un hombre y una mujer, aunque no lo digamos directamente, buscamos la manera de mantener relaciones que nos den esa sensación de satisfacción ¿o sera de acompañamiento? Puede ser una amiga, alguna conocida o algo que dure solamente un momento y no necesariamente sucede cuando el hombre esta en una relación, basta con que exista esa necesidad de estar acompañado, si, posiblemente se trate de una cuestión de soledad algo que vaya más allá de la reafirmación machista. ¿Será que nos sentimos solos o inseguros?

Si contemplamos que siempre debemos de cumplir con ciertos roles, es natural que busquemos, de diferentes maneras, salir de ellos, encontrar la manera de salir de una rutina. Aunque en realidad todo lo anterior suena a un buen pretexto para justificar estas actitudes. He notado que, en ocasiones escribo más justificaciones que explicaciones, creo que es algo que acostumbramos hacer, hablar más de lo que nos lleva a comportarnos de un modo u otro. Quizás solo me faltaría decir que lo hago por ser hombre y ya. Esto es lo que luego me hace dejar de escribir en este espacio, siento que me justifico y que no propongo nada nuevo.

Entonces, ¿cómo hablar de lo que hago afuera de este espacio? El anonimato me ayuda pero no quiero ser un mártir, ni tampoco un extremista machista. Creo que solo necesito compartir lo que siento. He trasladado esa necesidad de mi vida cotidiana a este espacio virtual.

Cuando dejo de escribir veo los cambios en mi vida cotidiana, no coqueteo igual; o al menos no con la misma frecuencia. Cuando no escribo lo hago más, imagino más, me enamoro más, aunque lo expreso igual que siempre, muy poco.

Me gusta imaginar, pensar en lo que podría suceder con una persona, leer entre líneas lo que me puede estar diciendo, lo que puedo estar interpretando y lo que podría pasar. A diferencia de otros no busco realizar todo aquello que pasa por mi mente, eso ha traído problemas en más de una manera, a hombres que creen que lo que sienten y ven, es real.

En mi caso tengo claro quien lo produce, mi imaginación o mi necesidad de sentirme acompañado. No lo presumo, y eso es lo que he pensado que me hace diferente de otros hombres, au que al final parto de la misma base, la reafirmación. Saber, o creer, que puedo conquistar, o coquetear, con alguien que no es mi pareja, me llena de vida, me da una esperanza. Cómo si me permitiera saber que, no importa lo que pase, siempre habrá una oportunidad de salir adelante. 

Aunque se cual es la interpretación más tradicional, tener una puerta abierta, en caso de que se cierre otra. Tener una pareja por si termino con la que estoy. En mi caso no busco esto, solo quiero sentirme acompañado, a veces, solo por un momento.