Imaginemos por un momento que los roles que tenemos son solo un cúmulo de energía, como si fueran ese calor que, a veces, producimos al frotar nuestras manos y que somos capaces de transmitir y compartir con otros solo acercándolas. Si realizamos esta acción con una persona tendrá la opción de recibir o rechazar ese calor. ¿Y si lo roles solamente fueran eso, una decisión de adoparlos o rechazarlos?
La
pregunta que hace que esto se vuelva un asunto filosófico es una por
demás lógica, si no asumo el rol masculino o el femenino, entonces
¿qué expresaré? ¿qué me definirá? Desde que comencé con este
blog, esta ha sido la base de mis reflexiones. Estos roles nos han
sido impuestos y ha sido por tan largo tiempo que la costumbre ha
hecho que se conviertan en algo totalmente normal, lo suficiente como
para ni siquiera notar como se apropian de nuestros hábios y
nuestras costumbres. No los cuestionabamos, comenzamos a hacerlo
gracias a las mujeres que decidieron replantearse su papel en la
sociedad ¿Por qué, entonces los hombres no hacemos lo mismo?
¿Nos
les ha dado la impresión de que mis últimos escritos hacen
referencia a esta situación o terminan en un reflexión similar a lo
que planteo al inicio de este texto? Al menos a mi me ha dado esa
impresión, no pienso regresar a saber si esto es cierto o no, quiero
intentar dar un paso distinto sobre esto tratar de avanzar no solo en
mi proceso sino en la propuesta de mis textos. Si, se que también
eso lo he dicho anteriormente, pero mi inseguridad me ha llevado a no
querer plantearlo, pero solamente haciendolo lograre avanzar.
Aunque
ya expuse anteriormente este tema, me interesa llevarlo a un punto
más allá de lo que había planteado anteriormente. Considero que la
difícil situación de querer encontrar una equidad de género esta
planteada desde una división antagónica que hemos hecho de lo que
representa ser mujer y ser hombre, situación que, espero, en el
transcurso de los siguientes años, podamos solventarla y entenderla
como creo que la veremos a partir del intercambio de roles que
actualmente vivimos.
Nuestros
roles estan planteados para cada uno de los géneros, de manera
generalizada, impositiva e inmutable, cuando en realidad ambos
guardamos características femeninas como masculinas. Tratar de
estudiarlas de manera separada nos continuara llevando hacía una
equidad de género que no será verdaderamente equitativa.
Es
verdad, hay acciones que un género no podrá llevar a cabo en
relación con el otro, prueba de ello es la capacidad de fecundación
(que, para nada, es lo mismo que decir maternidad) pero existen
diferentes maneras de poder incluir a ambos géneros en este proceso.
En México existe una red de asociaciones que trabajan en favor del
parto naural, donde, a través de una visión más humanista del
parto, se incluye al hombre en todo el proceso para compartirlo,
experimentarlo y, así, vivirlo a su manera. Si, cada uno de los
géneros tendra capacidades y habilidades diferentes, pero tenemos
actitudes comportamientos y conductas que, más que masculinas o
femeninas se vuelven de caracter humano.
Hay
varios mitos que se han manejado de lo que un hombre es, así como de
lo que una mujer es, mismo que ha reforzado nuestros roles de género,
tratare de, en las siguientes entregas, ir desmenuzando algunos de
estos mitos ¿se les ocuren algunos?
Confieso
que me tarde en escribir esta entrada porque, originalmente, la iba a
centrar en la falta de comunicación que existe entre hobres y
mujeres, tema que se me hacía muy superficial para lo que en
realidad venía pensando. Si, existe una muy mala comunicación entre
hombres y mueres, pricipalmente basada en el hecho de que un género
siempre busco dominar al otro, razón por la cual la comunicación
nunca fue en ambos sentidos. Actualmente las voces femeninas que
siempre quisieron ser escuchadas han comenzado a hacerse notar, es
tiempo de entablar un diálogo que permtita que ambos géneros (¿o
arquetipos?) comiencen a convivir en condiciones de igualdad; no solo
para hombres y mujeres en su género sino para toda la humanidad, no
importando su grupo étnico, preferencia sexual, religión etcetera.
Finalmente, la visión patriarcal de nuestras sociedad dio pie a que
siempre hubiera quien se sintiera superior a otro, esto no es
cuestión de genero, es un arquetipo cultural. Mientras no
desmenuzemos esto, la discusión de la equidad de género seguira sin
encontrar ese equilibrio que ha buscado. Sin duda se puede, hagamos
la voluntad para que esto sea realidad.
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