5 sept 2011

Mi madre


Cuando inicie mi desarrollo espiritual siempre lo relacione con filosofías y movimientos que se relacionaban con la figura de la Diosa madre. Buscaba enaltecer mi lado femenino, trabajarlo, honrarlo. Pasaron algunos años cuando entendí de donde venía esta búsqueda por lo femenino y por la cual me aleje de conceptos masculinos.

De niño mi madre no vivió con nosotros. Tenía diez días de haber cumplido los diecinueve años cuando yo nací. Mi padre, en ese momento, tenía 12 años más que ella. Fue difícil que un adulto pudiera estar con alguien tan joven y más cuando ella pierde, en menos de un año, a su madre/abuela y a sus dos hermanos mayores; la relación no duro mucho.

De niño la ausencia de mi madre busco ser compensadas con varias tías y con mi abuela, pero si, en más de una ocasión me hacía falta su presencia. No fue sino hasta los doce años que volví a tener un contacto más continuo y, por fin, a los trece años, regresé a vivir con ella. Cuando estuve haciendo una serie de recapitulaciones de mi vida entendí el proceso que me llevo a conectarme con mi lado espiritual desde lo femenino: la ausencia de mi madre. Esto aparenta tener todo un contexto freudiano, así como muchas relaciones de los hombres, y considero que si lo tiene aunque no en los conceptos del psicoanálisis más ortodoxo.

Todos los hombres nos relacionamos con las mujeres tomando como referente la interacción con nuestra madre. Aunque es costumbre que sea ella quién nos educa en casa y quién nos transmite toda la información cultural; (incluso, dicen, aquella relacionada con el machismo) hay ocasiones en que esto no se cumple del todo, pues nosotros también aprendemos de lo que observamos.

Se podría haber pensado que yo debería tener rasgos más machistas por el hecho de vivir solamente con un hombre pero, aparentemente no fue del todo así. Quizás fueron las filosofías y prácticas en las que estuve involucrado las que ayudaron a alejarme de ello, pero creo que si influyo el no tener presente a mi madre.

Recuerdo que mi padre, cuando era niño, me hablaba de mi madre pidiéndome que no la olvidara que ella me quería y que nadie podía sustituirla. Nunca he escuchado que hable mal de ella o de cualquier otra mujer, con excepción de algunas de sus hermanas, pero eso es por conflictos entre ellos, el asunto es que siempre considere que si hubo alguien que me ayudo a relacionarme con las mujeres fue mi padre y si, buscaba tener contacto con mi madre a través de las figuras maternas espirituales a las que honraba. Mientras yo buscaba hacer rituales y ceremonia a la madre tierra, algunos de mis amigos, o conocidos, iban de cama en cama o de faje en faje, buscando sustituir esa falta de amor materno.

Siempre nos hace falta esa interacción con la madre, si. En ocasiones la sustituimos con nuestras relaciones o con nuestras costumbres pero al final la prolongamos hacía nuestras parejas, sean estables o efímeras. Es por esto que, muchas veces, un hombre busca a una mujer que sea su nueva mamá. Llego un momento en que entendí esta parte en mi vida, como la usaba, como se aplicaba en mis relaciones y decidí no tener parejas durante un tiempo. Tenía miedo de repetir patrones culturales hasta que entendí que uno puede hacer algo distinto con ellos.

MI padre y mi madre, con sus herramientas y como mejor pudieron, construyeron una moneda con dos caras, la masculina y la femenina. A veces me inclino hacía una o hacía otra, pero ambas viven en mi. Si, la falta de amor materno me hizo siempre inclinarme más a la femenina, pero existe la otra, la masculina, tanto por educación en casa como aprendizaje cultural y es con ella con quien me quiero reconciliar para poder ser un hombre nuevo. Aunque, creo, desde ahjora he comenzado a hacerlo, ¿Ustedes que creen?

Hace tiempo leí en un libro que nuestra mundo cambiaría hacía una sociedad más cooperativa que permitiera el equilibrio, desarrollo e interacción de ambos géneros de una manera más equilibrada. Dicho libro decía que era un proceso que ya había vivido la humanidad y, por ende, era capaz de repetirlo. El libro se llama “El caliz y la espada” de Rianne Eisler ¿Lo han leído?

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