5 ago 2011

El camino de la infidelidad masculina (4ª Parte)

Cuando iniciaba la universidad tuve un profesor que nos hablaba sobre la relación que llevaba con quien era su tercera esposa. El rondaba los 60 años y decía que si había algo que les ayudaba complementar su relación era que a veces el o ambos tenían un amante ocasional de mutuo acuerdo. Contaba las anécdotas de como esta situación enriquecía su relación e incluso ayudaba a mejorar su vida sexual. Esta fue la primera vez que escuche sobre estos casos, parejas que en algún momento de su vida necesitan un amante para que su vida sexual no caiga en la monotonía.

A pesar de que conocía esta situación, no fue lo que me levo a ser infiel, nunca hubo un mutuo acuerdo con mi pareja para que esto sucediera, sin embargo si hubo un cambio en cuanto a nuestra vida sexual, si mejoro notablemente. Durante el tiempo que estuve casado con mi ex-esposa me bese con más de cuatro mujeres y solamente con dos de ellas tuve relaciones. De estos casos solo hubo uno en el que vi que la persona con la que estaba buscaba algo más, quería una relación estable, formal y aunque no decía explícitamente que esperaba que dejara a quien era mi esposa sus comentarios planteaba una posible vida juntos. Fue de quien más me aleje, no por no arruinar mi matrimonio, en ese momento yo quería terminar mi relación y aunque intente no ser discreto en estos encuentros, nunca logre que mi pareja se diera cuenta de lo que ocurrí, tiempo después termine esa relación.

Hablar de mi primer matrimonio es hablar de una relación que viví con una fuerte pasión inicial, pero que, como individuos me parece que nunca hablamos de algunos problemas que teníamos siendo pareja, asumo la responsabilidad de saber que hubo momentos en que yo no lo permití y tampoco lo busque, falto comunicación más clara, algo que entre parejas sucede mucho. Nunca fui infiel por vivir un infierno en casa o un aburrimiento abrumador, simplemente había cosas que no sabía cómo manejar y, en lugar de encontrar el modo adecuado de hablarlo, buscaba una salida. Siempre dije que lo mejor que le podía pasar a ella era que me dejará, eso cambiaría su esquema que venía repitiendo ser abandonada por los hombres. Al final se repitió su experiencia y yo repetí la mía, la abandone al no saber cómo manejar más la situación. A diferencia de relaciones anteriores, en esta ocasión, no había otra mujer de por medio.

He notado que en ocasiones un hombre empieza una relación solo por dejarse llevar por ese deseo y atracción solamente sexual, cuando esa llama comienza a extinguirse se va perdiendo el interés y no sabemos recuperarlo. Comenzamos a culpar a la mujer, sentimos que algo le falta y así comenzamos a buscar en otra lo que nuestra pareja ya no nos da.

Hasta antes de que se comenzará a hablar sobre el goce que puede llegar a tener y merece tener la mujer en la sexualidad, los hombres solamente recibían placer al llegar y eyacular llegando así, en teoría, al orgasmo masculino. En la actualidad, cuando se habla de incrementar el placer en la pareja, muchos hombres creen que solo con tener relaciones sexuales de mayor duración es como se puede satisfacer a su pareja creyendo que mejorando la cantidad de tiempo aumentamos el placer, cuando lo que enriquece la sexualidad es también la calidad, es decir, todo lo que implica antes, durante y después de tener relaciones.

Mi infidelidad se dio por no saber cómo manejar el tema de un cambio en nuestra vida sexual, aunque no fue esta la principal ni la única razón que motivo mi separación. Creo que en esta época, en que el placer sexual es un tema prioritario en las relaciones de pareja, debería de hablarse más sobre lo que hacemos en la cama, hablar sobre realmente lo que nos gusta, lo que no nos gusta, lo que nos permitimos hacer y lo que no, para ello necesitamos darle mayor importancia a nuestra vida sexual, como individuos y como pareja. El sexo ha sido un tema tabú en nuestra sociedad pero debemos retomarlo si deseamos que nuestra vida como pareja mejoré. Hay que identificar que podemos ser compatibles sexualmente y a veces no ser lo y que esto influye en la calidad de nuestras relaciones. Así como no somos capaces de llevar una relación con una pareja agresiva, hay que reconocer que una relación también se lleva por la compatibilidad sexual. Si no somos capaces de encontrar un equilibrio en nuestra cama, difícilmente lo tendremos en nuestra relación.

¿Creen que podamos dar terminada una relación solo por falta de compatibilidad sexual? ¿Deberíamos darle mayor prioridad a este tema en nuestras relaciones?

El camino de la infidelidad masculina (3ª Parte)


Se dice que, cuando uno está casado, “puede mirar sin tocar”, haciendo referencia a que se puede apreciar a personas que son atractivas y que pueden llamar nuestra atención, tanto en hombres como en mujeres, pero que por estar casados no puede llevar a las cosas a algo más. He notado que a nosotros los hombres nos gustan mucho estas situaciones, sobre todo si en ella podemos jugar con la coquetería.

Tanto a hombres como a mujeres nos gusta sentirnos deseados, saber que podemos llamar la atención de otros y serles atractivos, pero creo que el hombre es a quien le gusta llevar eso más allá, quizás me equivoque y no sea así y si suceda en ambos casos. Regresando al tema, una vez que estuve casado hubo un momento de mi relación en que me di cuenta que aún podía atraer a otras mujeres. Una parte de mí siempre ha sido muy torpe para saber identificar cuando atrae a una mujer, aunado al hecho de que no andaba por la calle buscando una relación pero, cuando comencé a identificarlo note como eso me resultaba agradable, me llenaba.

En ese momento comenzaba un acercamiento con quien sabía que le atraía y me atraía. No me gusta usar las pose de galán y llegar con las clásicas poses con frases como “¡Hola nena!” y cosas así. Siempre trato de llegar muy casual así, si es que tenía que pasar algo, se darán las cosas de manera natural, como si esa energía de atracción simplemente fluyera y se dejara llevar. En ese punto comencé a identificar más claramente una serie de patrones que, en mis relaciones anteriores lograba identificar.

Un hombre puede comenzar a hablar mal de su relación anterior para intentar realizar una nueva conquista, tiene la opción también de enaltecer el ego de la otra persona: “Contigo siento una conexión que no había sentido antes” frases que describen la manera en que esa atracción nos hace sentir pero que, por haber pasado por la parte intelectual, es decir, pensar lo que esa relación puede significar, nos lleva a interpretarla. Después de eso viene lo que yo llamo el drama humano de las relaciones, enrolándose en dos parejas a las cuales se les quiere o se les ama, aunque no por igual y que el hombre, en algunas ocasiones, no está dispuesto a dejar ninguna de las dos. En ese momento está, por un lado, el hombre disfrutando lo que tiene en casa y también lo que hay fuera de ella y por el otro lado la mujer que puede o no saber que existe una relación más pero que por esperanzas de encontrar al “hombre ideal” mantiene su fe viva de que algún día estarán juntos, dejará a la otra persona, etc. Drama humano al final, haciéndose a la idea de algo que, a veces sin más fundamentos que una promesa al aire, no sabemos si realmente sucederá.

Culturalmente el hombre es capaz de llevar estas relaciones sin importarle, hay muchos casos de quienes se casan en uno y otro estado con el fin de tener “en cada puerto una mujer”. Situación que a mí en lo personal me resulta tediosa, aburrida y totalmente innecesaria. Tan fácil que podría ser decir “si, se que estas casado, se que nos atraemos y no deseo nada más que acostarme contigo”. Pensaba que este tipo de situaciones solo ocurrían cuando uno era soltero, que una mujer y un hombre desearan sexo casual, pero durante mi matrimonio descubrí que también podía suceder.

No me enrole en relaciones donde prometía las perlas de la virgen y bajar la luna y las estrellas. Cuando identificaba que había mujeres que estaban buscando una relación más formal, sería y duradera, simplemente me alejaba. Pero en un par de ocasiones me encontré con esos casos de mujeres que están dispuestas a esos encuentros casuales y fue la manera en que decidí ser infiel. Porque serlo es una elección, no una obligación. Quería ser infiel solo por tener una aventura no por iniciar una nueva relación.
Para ustedes ¿Qué será lo que lleva al hombre ser infiel? ¿Será solo la cultura la que influye para relacionar el acto sexual con una relación formal?

El camino de la infidelidad masculina (2ª Parte)

Cuando hay atracción entre 2 personas esta se percibe en todo el cuerpo, es como una fuerza que, literalmente, nos atrae hacía esa persona. Lo notamos por la mirada, actitudes que tomamos hacía la otra persona, la manera en como atraemos su atención y por la “conexión” que llegamos a sentir hacia ella. Se le puede llamar amor, deseo o solo atracción, ¿De qué depende? De la finalidad que queramos ponerle a esa relación.

A excepción de unas dos o tres ocasiones, todas mis relaciones han tenido un inicio muy intenso, al grado que el mismo día que conocí a mis parejas es cuando comenzábamos la relación. Aunque suene poco creíble yo sabía que iba a casarme con quien fue mi ex desde el primer día que la conocí, curiosamente también sabía que terminaría separándome de ella, porque la intuición también es un atributo masculino, no como la sociedad nos ha hecho creer que pertenece solo a las mujeres.

Antes de continuar contando algunas partes de mi vida más actual, me remontaré a mi pasado. Recuerdo que mis primeras relaciones comenzaron, cómo lo comente, de manera muy rápida. Sentía la conexión con la persona, eso que llamamos química es fácil identificarla en el cuerpo, es como si la parte alta de nuestros pulmones se llenará, al mismo tiempo algo desde nuestra espalda nos hace ir hacia delante, nos atrae a esa persona. Se percibe la emoción y el agrado de estar con ella, si, es una conexión. He de confesar que esto mismo lo he sentido con varias amigas pues, como lo comente unas entradas atrás, mi círculo de amistades es mayormente femenino. ¿Cual es, entonces, la diferencia entre una amiga y una pareja? En realidad ninguna. Existe un dicho popular que dice que “un hombre y una mujer no pueden ser amigos”, porque siempre va a ver algo que los atraiga. En efecto, ese algo que nos atraiga es esa conexión.

En muchas de mis relaciones anteriores percibí la conexión claramente, es eso a lo que nosotros llamamos estar enamorado ¿Se puede uno enamorar desde la primera vez, a primera vista? Quizás no enamorar pero si sentir amor. El día que iniciaba una relación tenía ese sentimiento lo que me hacía darme cuenta de que ahí podía existir una relación, algo más que una amistad, por eso todo comenzaba ese mismo día, ¿para qué perder el tiempo? Sin embargo, también note que me era muy fácil dejarme llevar por dicha sensación, tan era así que cuando conocía a otra persona que me hacía experimentar una sensación similar iniciaba una nueva relación. En aquel entonces una parte de mi no deseaba ser un machista y aprovechado por lo que si veía que podía iniciar una nueva relación, aunque no la llamará novia, terminaba la relación que previamente había comenzado sin decir, obviamente, los motivos por los cuales estaba terminando.

Me hubiera sido fácil ser infiel en ese momento, pero no era algo que me interesaba. En ese punto no contemplaba yo estar siendo infiel porque, desde mis perspectiva, estaba dando un trato justo a cada relación, porque la terminaba cuando veía que había iniciado otra, en ese momento esa era mi visión. Una vez que estuve casado cambio mi visión.

No pienso caer en el cliché de hablar de la manera en que se deterioro mi relación, creo que sería lo más fácil de hacer, en especial porque considero que lo que me hizo caer en la infidelidad fueron otros factores. El hartazgo, la rutina, los problemas económicos, la falta de deseo sexual y todo aquello que se les ocurra, son temas que dentro de la pareja se pueden solucionar cuando hay disposición de dialogar e interés por la relación. En la siguiente entrada hablaré de cóo fue infiel durante mi pasado matrimonio.

¿Cómo han sentido experimentado ustedes esa atracción o química hacía una persona? Quizás es una pregunta muy común pero ¿creen que pueda existir amistad entre un hombre y una mujer sin que exista un deseo de por medio?

2 ago 2011

El camino de la infidelidad masculina (1a parte)


Todo empieza por tener una rutina, uno se adapta a ella y comienza a olvidar esos detalles que enriquecen una relación, no me refiero a los detalles que hacen que una relación se mantenga viva. No solo es recordar fechas y tener atenciones mutuas es, también, el juego sexual, encontrar la manera de romper con la rutina y enriquecer cada uno de los momentos del día. Es difícil, uno se encuentra con el hartazgo, el cansancio físico, mental y lo único que buscamos es algo que nos satisfaga de manera personal. Al ser nuestra pareja, parte de esa rutina, comenzamos a buscar, en otra mujer, lo que en casa ya no sabemos cómo cambiar, aunque la visión masculina es que no nos dan algo nuevo, la realidad es que tampoco buscamos modificarla nosotros.

Se dice que un hombre busca tener de pareja a una dama pero que también sea una puta en la cama. Es cierto, buscamos a una mujer que sea sensual, atractiva y que sepamos que podemos encontrar satisfacción sexual mutua, cuando la rutina nos invade, entonces el panorama comienza a cambiar y lo que ya no logramos tener en casa comenzamos a buscarlo fuera de ella.

Me enfoco en los hombres por ser el caso que mejor conozco (por obvias razones) aunque considero que es algo que puede suceder en ambos sexos.

He notado que nosotros los hombres, en ocasiones, comenzamos el proceso de infidelidad como si estuviéramos iniciando una nueva relación, hacemos todo el proceso de cortejo para conquistar a la persona. Cuando tenemos una relación y comenzamos a seducir a otra mujer lo más sencillo es apelar al lado tierno, hablamos de todo aquello que no nos gusta, en ese momento, de nuestra pareja. Nos quejamos, mostramos lo que sufrimos y a nuestra nueva conquista le damos el papel de la mujer que realmente nos puede entender. El siguiente paso es mostrar que también puede convertirse en la verdadera puta que nos puede satisfacer en la cama.

En este punto olvidamos que lo que realmente nos está atrayendo a una nueva relación es laa pasión por lo nuevo, ese gusto por jugar con algo que esta, hasta cierto punto, prohibid. Para ellos influye el contexto cultural; socialmente en el hombre no es mal visto que existan este tipo de relaciones extramaritales, pues en nosotros es “normal” que suceda, a veces las madres lo solapan, lo más común es que entre amistades sea no solo permitida sino hasta incentivada.

Nos mostramos como los grandes conquistadores, los grandes amantes, es natural que, cuando hemos perdido el interés y el deseo sexual en nuestra relación y en nuestro hogar este se incremente y potencialice en una nueva relación. Podemos mostrar esa virilidad que nuestra esposa, por ser eso esposa no amante, ya no es capaz de hacernos sentir o expresar.

El hombre, entonces, conquista a la amante como si esta fuera a ser no un escape de la relación rutinaria y monótona, sino como si esta se fuera a convertir en la nueva y única relación. En ocasiones, el hombre no sabe conquistar a una mujer sin tener que balarle, el sol, la luna y las estrellas. Es por eso que existen hombres con polígamos. ¿Qué sucede con la mujer en estos casos?, no lo sé de cierto, podría suponerlos, pero no es el fin de este espacio, aquí solo trato lo que he visto y vivido.

Cuando comencé a escribir pensé que podría hablar del tema en una sola entrada del blog, me doy cuenta que no, las razones por las que un hombre es infiel van más allá de lo socialmente permitido o de la rutina en casa. Puede existir un consenso entre hombre y mujer, es decir, no tener que inventar toda una historia de crear una nueva relación, sino simplemente aceptar y asumir que es una relación que solo busca sexo y nada más. ¿Qué me ha hecho ser infiel? Eso lo comentaré en la siguiente entrada.

Para escribir esta entrada me centre en estereotipos muy clasicos ¿Qué otros motivos podrían decir que hacen que un hombre sea infiel?

27 jul 2011

El hombre que fingía orgasmos

Recuerdo haber visto la película de “Sexo, pudor y lagrimas”, donde uno de los protagonistas dice, en palabras no textuales, que eyacular es como limpiarse la nariz. La eyaculación es el modo por el cual se “identifica” el orgasmo masculino, tanto por las sensaciones como por las reacciones que el cuerpo manifiesta.

El hombre al estar listo para la acción “en cualquier momento” es más fácil que se deje llevar por las sensaciones que su cuerpo expresa y los hombres no siempre sabemos que estas se pueden prolongar, retrasar y, por ende, incrementar.

Cuando un hombre solamente “hace lo que tiene que hacer”, es decir, eyacular; entonces se puede topar con algo que, también, puede llegar a ser común, un falso orgasmo femenino. En ocasiones pareciera que los hombres damos por entendido que si uno gozo su pareja también y esto no siempre es así ya que la mujer tiende a llegar más lentamente al orgasmo que el hombre. ¿Puede ocurrir de una manera inversa, que el hombre pueda fingir un orgasmo? Al menos yo si lo he hecho, por lo que puedo decirles que sí, es posible.
En ocasiones me aburre el hecho de que yo deba de tener la iniciativa para tener sexo, por lo que, a veces, me he sentido obligado a caer en esa iniciativa, quizás porque mis parejas han sido muy pasivas o porque yo he perdido el interés muy rápido. En cualquiera de ambos casos descubrí que era capaz de producir placer en mi pareja sin yo haber terminado o llegado a ese mismo punto.

He aprendido que cuando uno no logra excitar o excitarse con su pareja es símbolo de que algo no anda bien. Esperar a que las cosas cambien sin trabajar en ello es solo una utopía. Que un hombre finja orgasmos solo para mantener su relación o que la mujer deba de hacerlo con el mismo fin, muestra la necesidad de un cambio. La frustración que queda en quien finge no favorece en nada en la relación, más si esta nunca se expresa.

¿Por qué fingiría un hombre? Por quedar bien con su pareja, porque no se puede negar pues su rol de género le ha indicado que “así tiene que ser”, porque no sabe decir que no.

Cuando he fingido estoy consciente de ello y las reacciones que mi cuerpo me indica no terminan de satisfacerme. Aunque esto también me ha llegado a suceder aun cuando eyaculo. Valga la comparación, pero es como si uno saciara su apetito con lo primero que encuentra y no con lo que realmente desea. En ese sentido los hombres estamos acostumbrados a no ser selectivos; por cultura, tomamos las primeras opciones que nos llegan, además de que nuestros ritos de paso, en cuanto a lo sexual se refiere, suelen ser poco aleccionadores y si, algunas veces agresivos.

Satisfacer nuestros deseos no es la única meta de una relación sexual, como tampoco lo es la reproducción. Considero que, lo que aquí expongo, si bien es algo que anteriormente me ha pasado, hay algunos hombres que pueden manifestarlo de otra manera, dejando su goce de lado y alimentando solamente su ego. Creo que hay más de un hombre que lo finge y cree que solo con terminar eyaculando ya lo alcanzó.

Si hay algo que también he aprendido es a tener un orgasmo más allá de la región genital, una sensación que realmente te envuelve y te lleva a límites que no conoces, sin poderlo describir claramente, una muerte chiquita, pues.

¿Qué me ha llevado a fingir un orgasmo? En parte la manera en que se me ha pedido tener relaciones, me cuenta trabajo identificarme con el rol de hombre pues no lo siento mío y, si se me impone, sé que puedo llevarlo a cabo, pero a disgusto. Desconozco cuantos hombres sean capaces de fingir uno conscientemente, podría teorizar que hay varios que lo pueden hacer aunque no sean conscientes de ello, pero, en este momento, no tengo modo de cómo comprobarlo, hablar de ello no nos está permitido, no estamos acostumbrados a tener una educación sexual para realmente tener encuentros satisfactorios para ambas partes. Por eso, desde el anonimato yo lo hago. Al final este es solo mi espacio de expresión personal.

¿Creen que existan hombres que finjan sus orgasmos?

19 jul 2011

¿Realmente tengo que ser el proveedor de mi casa?


Hace algún tiempo mi vida comenzó a enfrentarse a esta duda. Aún no tengo respuesta. Al menos en mi caso si puedo decir que, si bien, no tengo inconveniente por hacer ciertas labores de mi casa, como cocinar, limpiar, lavar, etc., tampoco me gusta que quien viva conmigo me este sirviendo en todo momento sin que yo haga nada.

Es probable que esto, cómo discusión, no sea algo nuevo, las labores del hogar deben de ser compartidas, no solamente por la pareja, sino por todos los miembros de una familia, de un hogar o de una casa. Esto, al menos para mí, está sobre entendido. Si vivo con alguien me interesa que las actividades sean compartidas, yo se que no a a todos nos gusta lavar trastes, ropa, el baño etc. Siempre se pueden llegar a acuerdos para que esto se lleve a cabo. Pero las actividades a realizar dentro de una casa o un hogar no es el tema al que quiero llegar.

Al menos en mi opinión, la responsabilidad de una casa no debiera caer en una sola figura de autoridad, llamada tradicionalmente jefe de familia. Me parece que este nombre es parte de la figura autoritaria y de poder que se le había venido dando al hombre como el responsable de la casa y el encargado. En realidad es un término que engloba una posición de poder. ¿Las responsabilidades en casa se basan solo en quién posee el mayor poder adquisitivo?

La realidad de pareja y su replanteamiento de roles han demostrado que las relaciones de pareja no solo traen consigo un bagaje cultural, fuertemente influenciado por un patriarcado cultural. Pareciera que quien tiene el control económico tiene un mayor peso sus decisiones dentro de la casa. Esto en hombres y mujeres provoca una sumisión. ¿Cómo no tener conflictos de pareja por estas situaciones? Si bien las mujeres son quienes más han expresado estas características ¿qué sucede con los hombres que comienzan a ganar menos que sus parejas?

No sé cómo se solucione esto, solo veo diálogo por delante, es complicado que un hombre sea solo “amo de casa”, al igual que la mujer sea solo “ama de casa”. Creo que estos roles deben de ser más dinámicos, el dinero y el poder dentro de una relación son un factor de sumisión y dominio. Pero si queremos crear un nuevo concepto de relaciones de pareja tenemos que cambiar la manera de ver las relaciones de pareja. No podremos evitar el juego del poder a su interior, pero el diálogo ayudará a tener una relación más estable. Quizás.

Yo aún no se cómo manejar esto, necesito encontrar el equilibrio entre el saber que “como hombre” tendría que hacer más, aunado al hecho de que mi pareja desea alguien más protector. No es que no quiera hacerlo pero ¿y si mi rol de hombre deseo que sea diferente? Realmente me gustaría que fuera más equitativo, distribución de actividades complementarias. No deseo entrar en competencia con mi pareja.

¿Realmente se puede vivir una relación sin competencia por el dinero y la distribución de actividades? ¿Cómo llevan a cabo estas situaciones en sus relaciones?

11 jul 2011

Ser hombre

En este momento no puedo decir que significa ser hombre en la actualidad, considero que todo lo que sabemos sobre este concepto está enmarcado por patrones culturales que nos han sido transmitidos a lo largo de varios siglos.

Se dice que el hombre es (o debe ser) protector, proveedor y el jefe de familia, si bien estos últimos dos conceptos se han ido modificando, a nivel cultural aún se tiene visto esto desde la perspectiva masculina, ya no solo en un sentido de género sino de rol social. Se es “jefe de familia”, no “jefa de familia” cuando una mujer está al frente de un hogar.

¿Qué otros roles o papeles debe juega el hombre en la sociedad? El hombre siempre ha tenido una actitud más liberal que la mujer, misma por la cual no se le es señalado ni castigado, como sucede en el caso de la infidelidad. Podría seguir enlistando algunas actitudes culturales y sociales entorno a la figura masculina, pero mi intención no es verter razonamientos sociológicos en este espacio.
No puedo decir, en este momento que significa para mi ser hombre pues veo en mi entorno mujeres que asumen actitudes que, según me habían educado, eran propias del sexo masculino ¿Qué pasa cuando en un hogar la mujer es la proveedora y la jefe de familia? ¿Cuál es el papel que juega el hombre en ese momento? Si ya no se cumplen con esos roles ¿qué nos toca hacer? ¿Qué hace la mujer en ese momento?
Es como si de repente me hubieran preparado por años para interpretar un papel en una obra, pero al mismo tiempo ensayaba yo otro papel, uno más improvisado, sin que supiera si tendría o no cabida en la obra y llegado el momento juego con ambos papeles sin saber cuál es el que realmente tengo que interpretar, ¿qué me queda? Improvisar. Sin embargo todo en mi entorno me dice “estas vestido para este papel, la escena que viene le corresponde este papel y tienes que hacerlo” sin embargo no es lo que yo deseo.
Yo en lo personal me alegro de que la mujer este teniendo un papel más importante en nuestra sociedad, considero que era un paso necesario en la búsqueda de relaciones más equitativas entre ambos géneros. Sin embargo tengo un conflicto muy fuerte con aquellas mujeres independientes y que han demostrado sacar mucho de su personalidad cuando en realidad dentro de sí, de manera inconsciente están buscando algo que las haga salir de ese papel. Son independientes, autosuficientes y capaces de manejar un hogar por sí mismas, pero, algunas mujeres, no todas pueden llegar a desear una pareja que sea totalmente el hombre como culturalmente se ha establecido, proveedor, protector (con cierta carga de posesión y celos) y esto también puede ser un conflicto para ellas, pues, al toparse con el hombre socialmente tradicional, se dan cuenta de que no es lo que deseaban ni esperaban.

Entonces, ¿qué es ser hombre en la actualidad? Yo en lo personal no tengo respuesta, estoy comenzando a ver que soy para mí y, a partir de ahí, ver cuál es el papel de hombre que juego en esta sociedad donde, a falta de una referencia contemporánea de mi género, me encuentro improvisando.