26 ago 2011

El príncipe que quise ser (Mi crisis masculina 2)

Ver el pasado e intentar modificarlo, en ocasiones, nos aleja mucho de la realidad. Cuando veo cada una de las entradas que escribo en este blog, miro la manera de expresarme y pienso que cada situación habla de mi, pero no siempre se escucha así.

Quisiera pensar que, en efecto, hay más de un hombre que se siente en una situación similar a la mía. Me gustaría escuchar o leer a alguien que pudiera decir cosas similares a las siguientes.

Yo siempre he pagado la cuenta en la primera cita por miedo al rechazo. Si, soy un caballero pero eso no me obliga a hacer cosas para intentar agradar a alguien más. Pareciera que mi postura de ser hombre siempre esta apegada a un rol del cual, si me salgo de el, no seré aceptado por la sociedad. No me es difícil mostrar fortaleza ante los demás, pero me es difícil reconocer que esta no siempre es real.

Recuerdo que con mi ex esposa en alguna ocasión me reclamo mi falta de celos y mi carácter débil. En ocasiones esperaba que le reclamara, aún no tengo claro en que tono, a otro hombre el que la mirará, no le pusiera atención o simplemente le hiciera algo que le desagradará. Eso fue una discusión que me abrió mucho el panorama de cómo soy. Si, quizás no tengo el carácter fuerte y explosivo que caracteriza a muchos hombres pero no por eso soy débil o es fácil aprovecharse de mi. Ella me decía que esperaba que yo la protegiera más, pero quizás no sería así. Es verdad, no soy el hombre que suele pelear por el orgullo de su dama, no soy aquel príncipe o caballero (ambos términos feudales, por cierto) que limpiara el honor y orgullo de su dama o de su hogar. Sin embargo creo que en ocasiones, al iniciar una relación me muestro así.

Creo que la razón por la que mi círculo principal de amistades son mujeres es por lo que muestro al comenzar a desenvolverme. Aparece un hombre cálido, tierno, comprensivo pero la parte difícil es mantener ese comportamiento. Hasta hace muy poco, en terapia, caí en cuenta que esto solo lo hago con el fin de agradar, acercaba a las personas con el fin de sentirme protegido, acompañado, no sentirme solo. Si mostraba una característica diferente de cualquier otro hombre resultaba ser el mejor amigo para algunas mujeres y yo me quedaba como el amigo que nunca sería novio de su amiga.

En más de una ocasión me hice amigo de aquellas chicas que me gustaban, no sabía conquistar a una mujer y creo que, hasta la fecha aún no lo sé hacer. Busco que se den ciertas condiciones y aprovecho algunos momentos pero hacer todo un plan de conquista me es muy difícil.

He querido comportarme como ese hombre protector que muchos quizás ven en un principio en mi, he deseado poder ser ese caballero que sabe consentir a su pareja con un detalle diario para mantener una relación continua y que se nutre a cada momento. Pero a veces me es muy difícil.

A los hombres nos enseñan a no mostrar debilidad ante más de una situación, ¿cómo decirle a una persona que, lo que estamos viviendo, a veces me resulta pesado y difícil de sostener? En ocasiones me pesa sostener los gastos de una casa, tener que estar quedando bien con alguien diariamente por miedo a que me deje o por que pueda pensar que ya no la quiero o ya no la amo.

Si algo he aprendido es hacerme responsable de lo que cada uno hace y si algo me quedo claro en terapia y en una de mis últimas lecturas es que todos nos unimos en pareja para intentar cubrir las deficiencias emocionales que muchas veces tenemos. Ya lo veo claramente y si, reconozco que siempre he actuado para mostrar a una príncipe que rescatará a su pareja, siempre quise ser ese modelo de hombre, aunque a veces también espera que alguien me rescatará de ese papel. Hoy ya no deseo rescatar y ser rescatado, deseo que mi relación sea más equilibrada y que ambos caminemos sin tener que estar sosteniendo al otro, solo acompañándolo ¿Se podrá?

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